Dirigida por una nobleza de aristocracia terrateniente,
que acrecentó su dominio de base del sojuzgamiento de países vecinos, para cuyo
cometido tuvo que perfilar un sistema educativo donde la ferocidad, el
endurecimiento del cuerpo, la actividad violenta, la astucia, la crueldad, la
habilidad e ingenio, el amor a la patria; diseñaron una pedagogía represiva a
cargo del propio estado a través de la clase dominante.
Los espartanos de la nobleza, tomaron a su cargo el
ejercicio de la educación nacional, desde temprana edad hasta organizar una
“nobleza en armas”.
La educación fue eminentemente física, en lo intelectual
se mostró un gran descuido; fue abandonada la retórica y más bien se propició
el laconismo se practicó el memorismo y la repetición de las tradiciones
guerreras, versos epopéyicos, de las normas de licurgo o de las enseñanzas de
Pitágoras considerados como los teóricos de la educación.
Las mujeres no estaban excluidas de los ejercicios por
que se tenía el conocimiento de que para “traer niños sanos y robustos” había
que prepararse marcialmente; tampoco se les educaba en sentimientos maternos en
las mujeres; al contrario, toda madre estaba convencidas de que el hijo debía
regresar con el “escudo o sobre el escudo”.
La pedagogía estuvo sometida a la política, lo mismo que
el individuo al estado.
Los ilotas, fueron considerados como seres embrutecidos y
taciturnos cuyo destino debía ser trabajar en los campos de cultivo bajo la
severa vigilancia de los kruptai; se lo mantuvo bajo un régimen de terror a
través de la embriagues.
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